Innovaciones en escalada para el financiamiento verde en ALC
¿Qué estrategias emplean las IFD para movilizar recursos a proyectos de banca verde? ¿Qué iniciativas destacan en la región? El último seminario organizado por ALIDE, el BID y UNEP-FI trazó un mapa que permite analizar y entender cómo el sector es el actor clave en la renovación y el cambio hacia economías más amigables con el ambiente. Según cifras del Alide casi la mitad de IFD de la región posee programas o herramientas de financiamiento verde.
Para alcanzar el buen financiamiento de una economía baja en carbono existen ciertas estrategias a tomar en cuenta. El seminario de cierre de 2014 sobre esta temática, “Bancos nacionales de desarrollo y financiamiento climático: innovando para incrementar la inversión privada”, organizado por el BID, UNEP-FI y ALIDE, condujo a ciertas conclusiones.
Entre ellas, que la prioridad de los gobiernos debe contar con una estrecha vinculación con las finanzas internacionales, la necesidad de desarrollar una economía de escala, enfoques programáticos para garantizar una amplia transformación e impactos de largo plazo en las economías, movilizar e impulsar el apalancamiento de la inversión del sector privado y que los resultados reales para el ambiente sean objeto de seguimiento, verificación y reporte.
Estos desafíos van de la mano con los compromisos nacionales que en la región se han construido a poco de que se realice la COP 21 en Francia. Lo que hay son iniciativas de preparación para acceder a financiamiento climático internacional, la coordinación nacional y fondos «verdes» para promover el financiamiento climático; así como el avance en los mercados financieros (“protocolos verdes”, índices de sustentabilidad en los mercados de stocks o de capitales, mercados nacionales de carbono). Del mismo modo se aprecia un aumento del rol de las regulaciones a los intermediarios financieros y sectores.
Además, se reconoce que las instituciones financieras de desarrollo (IFD) gozan de una posición privilegiada en sus mercados de crédito locales, debido a una serie de características que hacen que puedan desempeñar un rol fundamental para posibilitar inversiones de forma directa o apalancando el capital privado. Están facultadas para promover el financiamiento y desarrollo de mercados en sectores que tienen escaso acceso al financiamiento; pueden interactuar con diversos organismos gubernamentales y administrar los recursos presupuestarios no reembolsables concedidos por dichos actores del sector público en apoyo a programas de prioridades nacionales o subnacionales, e incluso a proyectos de inversión para la mitigación del cambio climático que son promovidos por actores del sector privado; potencialmente incidir en la elaboración de políticas, gracias a su participación e interacción con los sectores privados financieros y no financieros; participar en actividades de financiamiento y asumir riesgos en apoyo a inversiones de largo plazo y trabajar con entidades financieras privadas para movilizar o atraer cofinanciamiento.
Por otra parte, tienen la capacidad de comprender cuáles son los riesgos y las barreras, lo que les permite diseñar e incidir sobre la estructura de los proyectos, En algunos casos, pueden desempeñar un rol esencial en la promoción del desarrollo del mercado, al brindar recursos adicionales como asistencia técnica y capacitación para desarrolladores de proyectos o pymes.
Además como tomador de riesgos pueden identificar, gestionar, mitigar y asumir riesgos y entender las barreras que las entidades financieras nacionales del sector privado no pueden asumir o enfrentar para financiar sectores que tienen escaso acceso al financiamiento; desarrollar instrumentos financieros innovadores y catalíticos y mostrar la rentabilidad potencial de estas áreas al sector financiero privado, y gestionar proyectos de pequeña escala adoptando un enfoque de cartera al evaluar el riesgo crediticio y optimizando el proceso de solicitud, con lo cual incentivan la participación de los intermediarios financieros locales (IFL).
Asimismo, tienen acceso a recursos no rembolsables o a préstamos en moneda dura o divisas de largo plazo y trabajan en estrecha relación con las instituciones financieras bilaterales y multilaterales, y agencias de crédito a la exportación extranjeras.
Estado actual
Las IFD de la región están involucradas en el financiamiento climático en diversos grados, con diferentes conjuntos de instrumentos y se encuentran también en distintos niveles de “preparación” para promover de forma activa programas relacionados con el ambiente.
De una muestra de 81 IFD de 20 países de la región, con programas de financiamiento, se observa que 37 de ellas (más del 45%) cuenta con algún programa, línea o iniciativa de financiamiento ambiental, o tienen algún componente de financiamiento para estos propósitos en sus programas normales.
El 54% de ellos son de primer piso y el 32% de segundo piso, sin embargo, son los bancos de segundo piso los que cuentan con programas más estructurados, más amplios y con una variedad de alternativas de financiamiento. Conforme lo observado en estos últimos años, se espera que cada vez más IFD vayan incorporando en su cartera el financiamiento a proyectos ambientales.
Existen distintas herramientas que usan las IFD para agilizar el financiamiento climático. Entre ellas tenemos: 1) las donaciones que pueden utilizarse para diversas actividades en la etapa de pre-inversión o inversión; 2) préstamos de primer piso directos, en los cuales asumen la totalidad o parte del riesgo crediticio; 3) préstamos de segundo piso otorgados a los IFL para que a su vez vuelvan a prestarlos; 4) capital propio, si bien este instrumento no se suele utilizar con frecuencia, algunas IFD invierten en compañías y proyectos tecnológicos directamente o a través de capital de riesgo o fondos de capital semilla; 5) las garantías y los instrumentos de deuda contingente relacionados suelen involucrar a una IFD que brinda mejoramiento crediticio a una IFL, u otro tercero que actúa como intermediario financiero mediante financiamiento directo u otras inversiones. La IFD asume la totalidad o parte del riesgo asociado a un proyecto; 6) administración de fondos; en algunos casos, se les pide que administren fondos en nombre de otras entidades. En estos casos, la IFD no utiliza sus propios recursos, sino que el capital es aportado por un tercero.
Las IFD tienen un alto potencial para intermediar y movilizar financiamiento climático. Según estimados del BID, su factor de apalancamiento varía dependiendo del instrumento utilizado. Para el caso de Nacional Financiera (Nafin) de México, el BID que reconoce un fondo global de US$ 210 millones constituido con recursos del Clean Technology Fund (US$ 70 millones), BID (US$ 70 millones), y del propio Nafin en un monto similar proveniente de sus propios recursos. Podría llegar a movilizar entre US$ 1,190 millones y US$ 1,540 millones, con lo que se tendrá un apalancamiento del sector privado de 5.6 veces.
El apoyo de las fuentes de financiamiento internacional para que las IFD puedan enfocar el fondeo o los recursos que captan hacia el financiamiento de proyectos ambientales ha sido impulsado por la demanda en un amplio espectro de áreas y sectores de trabajo que varía de acuerdo con la línea de negocios de los bancos y las necesidades de los países. Las IFD de la región frecuentemente han estado desarrollando sus programas en alianza con las multilaterales como el BID y UNEP y agencias bilaterales como KFW y AFD, además de los fondos verdes internacionales.
Ello ha permitiendo un proceso de aprendizaje más rápido y que vayan ampliando permanentemente la gama de proyectos financiables. Así tenemos entre los proyectos más comunes los relacionados con la recuperación de suelos, reforestación de áreas degradadas, eficiencia energética, vivienda verde, optimización del uso del agua, tratamiento de residuos sólidos, modernización del parque automotor, cambio en la matriz energética para impulsar la producción y el consumo de energías renovables, apoyo a la agricultura sostenible y orgánica, entre otros.
Eficiencia energética y energías renovables
Uno de los subtemas que se abordó en el seminario realizado en Washington fue el financiamiento a proyectos de eficiencia energética y energías renovables. Un caso interesante es el del Banco de Comercio Exterior de Colombia (Bancóldex), que ha identificado que las barreras que limitan el desarrollo de proyectos son más de naturaleza no financiera.
Por el lado de la demanda observan que 1) la eficiencia energética no es identificada como área de oportunidad, 2) los clientes subestiman los beneficios y el retorno de la inversión en estos proyectos; 3) existe desconfianza entre los clientes y las empresas de servicios energéticos frente a los ahorros, 4) las inversiones en eficiencia energética “compiten” con las demás inversiones del cliente; y, 5) la mayor inclinación hacia proyectos de aumento de ingresos antes que de reducción de costos.
Por el lado de la oferta perciben que 1) la existencia de capacidad técnica es limitada a la capacidad financiera, 2) oferta de valor centrada en consultoría y suministro de equipos y no en servicios energéticos con base en resultados; 3) dificultades en la medición periódica de ahorros en contratos por desempeño; 4) las EFL no ven el potencial de la eficiencia energética para diseñar productos estructurados e identificar necesidades, y, 5) percepción de alto riesgo de los IFL frente a contratos por desempeño. Para superar estas barreras Bancóldex está trabajando en diversos aspectos, como el diseño y combinación de instrumentos financieros para acercar oferta y demanda y el desarrollo de mecanismos de intervención.
En el Perú, la Corporación Financiera de Desarrollo (Cofide) generó e implementó el programa Cofigas Vehicular-Infogas con el objetivo de proveer un conjunto de servicios que incentiven el rápido crecimiento del mercado de gas natural vehicular (GNV) en el país. Cofide desarrolló este producto que compatibiliza el interés público de promover un desarrollo sano y seguro del mercado de GNV en el Perú con el interés privado de aprovechar oportunidades de negocio para el mercado de producción, transporte y distribución de gas natural, así como en el mercado de servicios relacionados.
El problema que enfrentaron fue cambiar la cultura de intereses y al Estado, que no aporta los recursos pero sí debe abordar los temas sociales que se derivan del proyecto e implementar el marco normativo adecuado. Fue clave comunicar el ahorro que iba a fomentar la transformación al dueño del vehículo, informar sobre el crédito y el excedente. El plan fue identificar la tecnología y hacerla de aplicación obligatoria y la plataforma fue abierta con acceso a todos. Hoy hay unas 20 entidades afiliadas, 7 mil personas con empleo estable, más de US$ 5 mil millones entraron a la economía (2% del PIB).
Además, se comentó el programa de energía renovable de Nafin para apoyar la masificación de las inversiones privadas en infraestructura de energía limpia. El programa tiene un abanico de oferta de crédito para proyectos sostenibles. Está focalizado en proyectos de más de US$ 30 millones, y es estructurado caso por caso, en alianza con bancos comerciales y agencias internacionales. El programa cuenta con recurso del Clean Technology Fund (CTF), del BID, y ha logrado 2GW de capacidad instalada, 4.5 millones de toneladas de emisiones de CO2 evitadas. El apalancamiento fluctúa entre 1.67 en energía de mini hidroeléctricas, 1.82 solar fotovoltaica hasta 7.03 en eólica y 9.36 en cogeneración. En promedio es de 6.36 veces. Los recursos del Clean Technology Fund (CTF) han tenido un apalancamiento de 71.5 veces y los del BID y CTF 15.6 veces.
Se comentó además el programa de México Ecocasa, una iniciativa conjunta de la Sociedad Hipotecaria Federal (SHF), el BID y el KfW en el marco de la vivienda sostenible lanzada por el gobierno cuyo objetivo era reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) del sector residencial, a través del incremento de la construcción de viviendas de bajo carbono con la provisión de incentivos financieros para la inversión en eficiencia energética; y el incremento de la oferta de hipotecas para estas viviendas.
El programa consiste de un paquete de incentivos financieros y asistencia técnica que apoya a los desarrolladores con el diseño e implementación de viviendas que generan menos GEI. El programa está basado en el “Whole House Approach” o “enfoque toda la casa”, donde diferentes tecnologías pueden ser aplicadas, por ejemplo, aislamiento en paredes y techo, caldera de gas eficiente, diseño de vivienda bioclimática, calentador solar de agua, ventanas ahorradoras de energía, entre otros. El programa recibió fondos concesionales y donaciones de organismos financieros internacionales, agencias bilaterales, y fondos verdes.